Se duele de una herida que supura. Que desgasta las paredes y llaga los colchones. Que huele a mar y a muerte. Se duele del dolor que nos habita, que corroe y sangra, que suda y llora como los niños chicos. Y sin embargo, la sonrisa. Abierta y franca, pálida en los bordes, hermosa hasta la lágrima.
-Algunas cosas no tienen remedio, Bird. Ya deberías saberlo.
Se ha ido, pero flota su presencia por el cuarto. El vestido de flores, las sandalias bajas de su madre. La luz de una mirada gris ceniza que me devuelve al pasado atroz que nos condena. Sigue aquí, en cada poro, en la lengua que roza el paladar, que resguarda las palabras. Y Coco que vuelve lo sabe, lo huele en el aire, en la calidez de la mañana. Cargada de fruta, sabe que ella ha estado aquí, en esta cama blanda, recortada contra la ventana que da a la calle de las flores.
-Algunas cosas no tienen remedio, Bird.
Levanto la cabeza. Pela una naranja, sonríe, se palpa la mejilla brevemente. Ha perdido el monedero, dice, o quizás se lo ha robado alguien. Algunas cosas no tienen remedio, Bird, y deja la fruta sobre la cama. Sobre el contorno de una Cleo ausente que espera, agazapada, a que el dolor nos asedie de nuevo para que salgamos a buscarla.
3 comentarios:
Algunas cosas no tienen remedio, me encanta :)
Todo tiene remedio excepto la muerte.
Saludiness!
Algunas cosas no tienen remedio, y es cierto... ¡Un besazo!
Qué descubrimiento tu blog, he echado un vistazo y me ha encantado... me quedo por aquí ;)
Saludos ^^
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