Es Lola la hembra entre mis brazos, y yo el animalillo, el muchacho, el poeta joven y hermoso, joven y cobarde que esconde a la esposa mientras huye con la hembra, la hembra, siempre la negra radiante en mi memoria. Es Lola, digo, o fue, porque qué habrá sido de ella, qué habrá sido de mi Lola de risa cantarina, la mujer del hombre herido, del hombre solo, del niño que no sabe que lo es, o que sabe y niega, o que acepta llorando la lágrima que brota con el vinillo caliente. Y como es mujer así está aquí conmigo, y sé que se quedará hasta que la herida sane y se haga costra. Hasta que otro, muerto de hambre o no, llame a su puerta con el corazón entre las manos para entibiarse la garganta y la vida con el sabor dulce de su sudor cubano.

Y qué me hería, me preguntas, tú tan llena de vida, qué te hería, Javier, a ti que eras joven y poeta, a ti que te bebías las mañanas y saciabas el hambre como las fieras. Qué me hería, quién lo sabe ahora, quién lo supo entonces. Quizás Lola, la sabia, la hembra, quizás ella supiera por qué yo, precisamente yo, acabé aquel verano entre sus brazos. Quizás ella vio lo que yo no vi, y, al tiempo que me colmaba el vaso y la entrepierna, supo darle voz a los recuerdos y a un amor, este que hoy te tengo y me desborda, que igual sin ella nunca habría llegado a florecer en mis entrañas.

5 comentarios:

sonia marpez dijo...

Lola es magia.

Elilith dijo...

Adoro la intensidad con la que escribes.
*.*
Besos desde el infinito.

muesli. dijo...

Has cambiado tu forma de escribir y no sé si me gusta, pero es embaucadora.
Conócete como una chica de imaginación talentosa, tanto para la fotografía como para la literatura.

Mucha suerte!

Raquel F. dijo...

Darle voz al recuerdo es lo más difícil.

Miss Frenesí dijo...

Haces que las palabras sean tan tuyas, tan enquistadas en nuestras pupilas..me encanta :)
Un beso enorme bonita!